Apetito de riesgo, una entretenida novela de abogados
En una vida pasada Beltrán ejerció como abogado. Como abogado de los buenos. O de los buenos si entendemos como buen abogado el que obtiene los resultados que su cliente desea. Pero lo cierto es que el bufete para el que trabajaba en sus últimos tiempos como abogado no era precisamente de los buenos si hablamos de ética.
Que Beltrán acabara en ese bufete fue tanto por un deseo de darle en las narices a su padre como por un desafío personal para ver a dónde podía llegar, aburrido de un puesto...